Carlota Florencia Astudillo Valdiviezo, reconocida como la Juana de Oro en su ciudad natal, (Cuenca, abril de 1869-18 de marzo 1956), fue una gran mujer que se dedicó a la filantropía y realizaba actos de beneficencia y caridad en su ciudad.
Biografía
Tras heredar una gran fortuna de sus padres y parientes, se convirtió en una de las mujeres mas acaudaladas económicamente, del Ecuador durante la época. Dinero con el que financiaba sus obras de beneficencia y apoyo a grupos religiosos de la ciudad y obras públicas como la construcción del puente que actualmente se denomina Juana de Oro. En 1962, el municipio de Cuenca por medio de la ordenanza de nomenclatura le asignó el nombre de una calle de Cuenca por ser una magnífica dama que empleó su enorme fortuna en innumerables obras de caridad .Con pródiga mano favoreció a escuelas y colegios, asilos y hospicios y por sus excepcionales actos de filantropía.
Carlota Florencia Astudillo Valdivieso, Cuenca 1869. Hija del Dr. Benigno Astudillo Ochoa y Juana Valdivieso Garcia y hermana de Elvira de San Miguel, quien al insertarse en el ámbito de las monjas conceptas y ceder sus herencias a su hermana, llevó a Florencia a convertirse en una de las mujeres más acaudaladas del Ecuador durante la época. Debido a la gran riqueza acumulada de sus progenitores y parientes. De entre sus bienes destacan múltiples y grandes haciendas, casas, joyas, enseres y dinero. Esta riqueza más tarde sería utilizada para obras de beneficencia a varios grupos religiosos y en varios lugares en especial en obras dentro de la ciudad de Cuenca, una gran filántropa, con la que se ganó el sobrenombre de Juana de Oro. Aquellas obras la llevarían a ser reconocida en la ciudad, razón por la que en 1933 el municipio de Cuenca la declaró Hija benemérita de Cuenca por haber establecido una fundación con fines sociales y en 1947 se le concede la insignia honorífica virrey Andrés Hurtado de Mendoza.
Al heredar una inmensa fortuna de sus padres, accedió a propiedades y haciendas en las provincias de Azuay y Cañar, estas confinaban con las de Guayas y El Oro, en Cuenca tuvo varios edificios, la casa de Chaguarchimbana, propiedades en Cumbe, Paute, Yanuncay, Suscal, El Tejar y varias casas dentro de la ciudad.
Con ello inició a realizar obras de beneficencia de entre ellas: Fue gestora de la reconstrucción del puente “Juana de Oro”, en el barranco del Centenario, ahí participó en toda la construcción, financiamiento y fabricación; aportó con mucho dinero para la construcción de la iglesia del “Cenáculo”. Apoyó con muchos recursos para con la comunidad lasallana. Donó propiedades a grupos religiosos, Las religiosas del buen pastor recibieron propiedades en Cumbe, Los Hermanos de las Escuelas Cristianas contaron con su apoyo para la construcción del Noviciado de San Benigno, como para su escuela en Riobamba y además destino otras haciendas.
A las Salesianas les obsequió fondos para un taller de obreras; a las madres Marianitas les donó una quinta en San Roque y una casa en Cuenca. Los Salesianos recibieron un palacio episcopal, fondos para una escuela técnica para jíbaros y dinero para la colonización del Oriente y se beneficiaron con propiedas de Paute, Yanuncay y El Tejar a fin de construir un hospital para el cantón y por último se beneficiaron los jesuitas con predios dentro de la urbanidad. Es así que toda su riqueza se distribuyó en templos, escuelas, asilos, pan, abrigo y consuelo por lo que la caridad y el altruismo la despojaron de cuanto tuvo.
Referencias
Cordero Íñiguez, J. (2018). Historia de Cuenca y su región. Forjadores de la identidad cuencana. Algunas personas sobresalientes que han laborado en Cuenca entre los siglos XIX y la primera mitad del XX. Vol IX. Cuenca; Ecuador. Municipio de Cuenca. Universidad del Azuay y Universidad de Cuenca.

